viernes, 13 de agosto de 2010

--- Los mates de Gonzalito

LOS MATES DE GONZALITO
CONTABA MI SUEGRO que en su larga actividad sirviendo en los cuadros de Gendarmería Nacional, vaya a saberse por qué razón o costumbre, nunca tomaba mate cuando estaba de guardia en el escuadrón. Y eso que las guardias eran frecuentes, largas y a veces tediosas. En las tantas circunstancias en que le tocó estar al frente de las guardias como Suboficial Principal en el escuadrón de Las Lajas, durante un buen tiempo se ingenió para estar como su compañero de guardia y subordinado, un cabo de apellido González. “Gonzalito”, como era costumbre en la fuerza, para nombrar a todos por el diminutivo de su apellido. Siempre que le tocaba guardia a mi suegro, allí aparecía Gonzalito secundándolo.
Las guardias comenzaban con tareas de rutina, dando curso a asuntos normales del funcionamiento de la institución, como partes, correspondencia, logística y demás. Durante esas tareas Gonzalito era bastante parco; solo hablaba lo necesario y eso era una virtud a los oídos de mi suegro. Y al terminar las rutinas, Gonzalito aparecía con su infaltable mate en la mano.

- "¿Quiere que haga unos mates, mi Principal?" era la pregunta obligada de Gonzalito. Y la respuesta de mi suegro era siempre la misma:

- "Hacé para vos. Ya sabés que no tomo mate en la guardia!"

Y allá salía Gonzalito. Volvía con la pava, la calentaba en un calentador Bram Metal a kerosén que había en la guardia y empezaba a tomar mate solo hasta vaciarla. De vez en cuando repetía la cortesía de ofrecerle un mate a mi suegro, quien se lo rechazaba con la misma cantinela de todas las guardias y que Gonzalito conocía de memoria.
Se sucedían las guardias y entre las rutinas de siempre, a veces se sumaba el anotar si entraba algún camión con avena o fardos de alfalfa para las mulas del escuadrón. Anotar quien salía o quien entraba. Conseguir que se enviase algún vehículo con todo tipo de auxilios para cualquiera de las tantas peripecias que ocurrían en el Neuquén de aquél entonces, desde un médico o un enfermero hasta un mecánico, un juez, o un cura. O comida para lugareños o viajeros sitiados por la nieve.
Mi suegro había notado que al avanzar en esas tareas durante las cuales Gonzalito ya estaba prendido al mate desde hacía buen rato, este iba perdiendo su parquedad. Comenzaba a hablar cada vez más, a elevar el tono de voz y en ocasiones, poniéndose verdaderamente parlanchín. Pero llegado a ese punto, enseguida desaparecía de la vista e invariablemente mi suegro lo encontraba en un cuartito contiguo, dormido como un tronco.
Generalmente las guardias eran tranquilas; “mansas.” Y mi suegro, quien era un apasionado por escuchar emisoras de radio de onda corta(1), lo dejaba dormir tranquilo y escuchaba radio horas enteras sin ser interrumpido. Unas veces escuchaba la BBC de Londres y otras veces La Voz de los Estados Unidos de América. Quizá también y para tener un panorama más claro (“para contrapesar”, como hubiese dicho el), habrá escuchado radio Moscú y Radio Pekín, dos de las radioemisoras con mayor potencia en el mundo junto con las dos primeras. Cosa que no era casual, si se piensa que se estaba transitando por la época que se dio en llamar “guerra fría” entre occidente y las potencias socialistas de oriente.
Pero en más de una oportunidad en que la actividad de la guardia se complicaba por algún hecho inusual, a mi suegro le daba más trabajo que Gonzalito “volviera en sí” para que lo ayudara, que hacer toda la tarea solo. Después de despertarlo con algún zamarreo, era común que Gonzalito siguiese como dormido, a los tumbos, con una notable demora en reaccionar y complicando las cosas, en lugar de ayudar.

- “Pero si parecés borracho, carajo!!” le llegó a gritar mi suegro en una oportunidad y entre apurones por conseguir alguna ambulancia, o por despachar otro asunto urgente.

Y de esa exclamación surgió la duda que mi suegro trató de evacuar pronto. En las guardias siguientes buscó por todos los rincones posibles, cercanos y fácilmente accesibles desde el lugar, para ver si encontraba algún recipiente con bebidas alcohólicas. Pero no encontró nada. Hasta que dándole vueltas al tema, se le ocurrió que solo cabía la posibilidad de que Gonzalito se pusiese en curda… tomando mate!!!
La próxima guardia comenzó con el ritual de siempre: primero la rutina, luego Gonzalito ofreciéndose a cebarle mates a mi suegro, éste con su negativa de siempre y Gonzalito poniendo la pava en el fuego para tomar mates solo. En ese momento mi suegro lo mandó a llevar unos papeles adentro, a la comandancia. Papeles que estaban preparados de antemano para alejarlo unos minutos.
Al salir Gonzalito, mi suegro revisó la pava que estaba sobre el Bram Metal, la que en lugar de agua estaba llena de… vino blanco!!! Allí estaba la clave de la locuacidad creciente de Gonzalito y de su posterior sueño, del que era imposible que se recuperase enseguida. Y allí estaba la clave de por qué este se las ingeniaba de mil maneras para hacer guardias con mi suegro. Sabiendo que este no tomaba mates en la guardia, eran muy remotas las posibilidades de ser descubierto.
Además, sabiendo que luego de las tareas de rutina diarias de la guardia, mi suegro se pasaba el resto del tiempo escuchando emisoras de radio de onda corta, cuando menos lo molestase su segundo en la tarea, más tranquilo estaría para su afición. Así es que Gonzalito había encontrado el jefe ideal para secundar en la guardia.
Lo notable era que para darle más realismo a su simulacro de mateada, Gonzalito calentaba el vino en el fuego, con lo que los vapores etílicos aspirados y mezclados  con aire en la bombilla, cumplían los efectos de un mazazo en la nuca. Así, los pedos que se agarraba Gonzalito eran insuperables. Cómo para reaccionar rápido cuando se lo despertaba de improviso, si en esos momentos ni siquiera sabía en que planeta estaba!!
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(1) Recordemos que décadas atrás era habitual que las buenas radios tuviesen posibilidad de captar emisoras extranjeras en onda corta. Esa era la única manera de vincularse en tiempo real con el mundo, cuando no existía la rapidez mediática actual.

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