lunes, 30 de agosto de 2010

--- HISTORIAS DE PAPAS (6)

Television with Antenna
Viejo TV blanco y negro

HISTORIAS DE PAPAS (6)
En mérito a las bondades reales e imaginarias de las papas, sobre las que hemos comentado en cinco entradas previas, en algún momento la “sabiduría popular” de los argentinos, asignó propiedades electrónicas para las papas. Quien haya crecido con el desarrollo de la televisión en blanco y negro en nuestro país, podrá recordar que esos televisores solían venir provistos de fábrica con una pequeña antena muy simple que servía par captar emisoras locales y que constaba de una base pesada y un par de antenitas metálicas cruzadas sobre la misma. Esta se colocaba sobre el televisor y debía ir orientándose hasta que la imagen aparecía más o menos entendible.
Cuando esas antenas se rompían, o desaparecían, o simplemente caían en la desgracia de que la captación de la señal disminuía, por cualquier causa, comúnmente eran reemplazadas por un par de agujas metálicas de tejer lana, atravesadas pinchando una papa que se ponía arriba del televisor, se conectaba a la entrada de la antena y reemplazaba a la original. La papa simplemente oficiaba de base pesada para sostener las agujas, pero yo he escuchado a más de uno que insistía en que la papa era la que captaba la emisión. Si eso no es tenerle fe a las papas, que es...!?
Finalmente acotemos que las papas han dado lugar a otros hechos, algunos también risueños y otros no tanto, de los cuales han surgido muchos cuentos historiados como los que seguirán en las próximas entradas. A propósito, contaba mi hermano la historia de un muchachito de familia muy pobre que había sido llevado a un establecimiento rural de la zona de nuestro pueblo, para ayudar “en lo que pudiese.” Quien conozca la situación actual del campo bonaerense ya habrá caído en la cuenta de que esto tuvo que ocurrir varias décadas atrás, porque al decir de los viejos:
     
- “...el campo ya no es como antes..!”
     
Ahora son contadísimos los establecimientos rurales que tienen personal viviendo en ellos. El despoblamiento del campo argentino ha llegado a extremos tales, que no son raros los casos en que llegado el medio día, los propietarios llevan a sus empleados a comer al pueblo, a sus respectivas casas, regresándolos a la tarde y ahorrándose el darles la comida y el sueldo de un cocinero.
El avance tecnológico también contribuyó en gran medida al despoblamiento rural. La incorporación de tecnología comenzó y se sigue haciendo como quien dice “a la bartola.”  Solo se hace en función de los intereses, creencias o intenciones de los agricultores, pero sin ninguna política agrícola y  ganadera oficial. Política que entre otras cosas, contemple  una adecuada orientación para la mano de obra desocupada del campo hacia nuevas actividades productivas.
De ese modo, los ex peones de campo han ido amontonándose durante décadas en la periferia de los pueblos rurales. Quizá primero motivaron alguna ayuda genuina por parte de los gobernantes de cualquier signo político. Pero enseguida y también de todos los signos políticos, surgieron los “pícaros” que comenzaron a manejar esa ayuda a favor de  sus campañas electoralistas. Así se inició el asunto con las cajas “PAN”, allá por 1.983. Luego aparecieron los planes eufemísticamente llamados “Trabajar” (¿?); después los planes “Jefes de Hogar.” Y así estamos, quedando muy en claro a quien debe pasarse la boleta por la desculturización y automática "Tinellización" de gran parte de la población argentina.
Queda también claro entonces que la historia que contaré enseguida, proviene de otra época. De aquella en la cual dos mil hectáreas de campo daban empleo directo por lo menos a diez o quince familias y aún a muchas más en temporada de cosecha. Dicho esto sin nostalgia por aquellos tiempos, pero si con bronca por la incapacidad y la desidia de quienes se sucedieron en el el gobierno del país.
continúa...
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