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HISTORIAS DE PAPAS(2)
Según CONTABA MI SUEGRO, el muchacho de esta historia que comencé a narrar ayer, se había esmerado "tirando la maleta" con tanto esfuerzo como el que más. Lo cual para un primerizo no solo de la juntada de papas, sino del trabajo, era toda una proeza en si misma. Así llegó el día de pago de la primera quincena; cobraron y entre otras cosas llegó la noche y se armó la timba(1) en un galpón que había en el lugar. El galpón era nuevo y estaba hecho casi en el tope de una loma. Tenía un portón al nivel del suelo en un extremo. Y el otro extremo tenía otro portón; pero debido a la pendiente de la loma, desde el borde del portón hasta el suelo había un desnivel de cerca de un metro. Desnivel que aún no había sido rellenado con tierra y era bastante pronunciado, aún para subirlo o bajarlo caminando.
Mi suegro y su compañero entraron al galpón medio encandilados por la luz de un farol a kerosén tipo "petromax." Allí, arriba de una frazada puesta sobre un par de tablones ya estaban dando vueltas dos dados, o “cachos”, como suele llamárselos. El amigo de mi suegro parece que había sido habitué en estas lides, porque enseguida se puso a jugar a los dados con pasión. Pero en el “pase inglés”, como en cualquier timba, la peor compañera es la pasión; allí solo la mente fría puede ayudar algo (aunque más no sea, ayudar a retirarse a tiempo).
Así las cosas, este amigo comenzó a perder y a perder, hasta que llegó el inevitable momento de jugarse la última moneda de la quincena y quedar seco. Lamentablemente el timbero(2) solo reacciona cuando es tarde; o sea cuando ya perdió hasta el último centavo. Como agravante, la reacción de este amigo fue violenta. Alegando que le habían hecho trampas, buscó pelea y la encontró enseguida. Contaba mi suegro que también en esta circunstancia su reciente amigo reaccionó tardíamente, porque recién intentó la retirada cuando ya había recibido una paliza respetable.
Y hasta en la retirada le fue mal, porque salió disparando del galpón con su rival de ocasión corriéndolo por detrás. Pero en lugar de encarar hacia el portón que estaba a nivel con el suelo, en el apuro encaró hacia el otro, el del gran desnivel. Al salir del marco iluminado por la luz del farol, dio su segundo paso en la más completa oscuridad y en el aire, porque por ese lado la pendiente era muy pronunciada.
No hay nada peor que dar un paso en el aire y al oscuro, mientras uno va corriendo con alguien pisándole los talones! El próximo paso es prácticamente imposible de detener y también va a parar al aire, con lo cual quien corre queda literalmente como suspendido un momento, para caer con todo el envión de la carrera. En ese instante, mientras se perdía en la fatal oscuridad de la noche, CONTABA MI SUEGRO que oyó gritar a su amigo, casi resignado:
- “Lo único que falta es que me quiebre, carajo!!”(3)
Mi suegro y su compañero entraron al galpón medio encandilados por la luz de un farol a kerosén tipo "petromax." Allí, arriba de una frazada puesta sobre un par de tablones ya estaban dando vueltas dos dados, o “cachos”, como suele llamárselos. El amigo de mi suegro parece que había sido habitué en estas lides, porque enseguida se puso a jugar a los dados con pasión. Pero en el “pase inglés”, como en cualquier timba, la peor compañera es la pasión; allí solo la mente fría puede ayudar algo (aunque más no sea, ayudar a retirarse a tiempo).
Así las cosas, este amigo comenzó a perder y a perder, hasta que llegó el inevitable momento de jugarse la última moneda de la quincena y quedar seco. Lamentablemente el timbero(2) solo reacciona cuando es tarde; o sea cuando ya perdió hasta el último centavo. Como agravante, la reacción de este amigo fue violenta. Alegando que le habían hecho trampas, buscó pelea y la encontró enseguida. Contaba mi suegro que también en esta circunstancia su reciente amigo reaccionó tardíamente, porque recién intentó la retirada cuando ya había recibido una paliza respetable.
Y hasta en la retirada le fue mal, porque salió disparando del galpón con su rival de ocasión corriéndolo por detrás. Pero en lugar de encarar hacia el portón que estaba a nivel con el suelo, en el apuro encaró hacia el otro, el del gran desnivel. Al salir del marco iluminado por la luz del farol, dio su segundo paso en la más completa oscuridad y en el aire, porque por ese lado la pendiente era muy pronunciada.
No hay nada peor que dar un paso en el aire y al oscuro, mientras uno va corriendo con alguien pisándole los talones! El próximo paso es prácticamente imposible de detener y también va a parar al aire, con lo cual quien corre queda literalmente como suspendido un momento, para caer con todo el envión de la carrera. En ese instante, mientras se perdía en la fatal oscuridad de la noche, CONTABA MI SUEGRO que oyó gritar a su amigo, casi resignado:
- “Lo único que falta es que me quiebre, carajo!!”(3)
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(1) Timba es el nombre dado en Argentina a los juegos de azar, cuando se hacen por dinero.
(2) Persona apaionada por los juegos de azar.
(2) Persona apaionada por los juegos de azar.
(3) Y no era para menos, porque entre la lista de sus “desgracias inmediatas” podía contar unas cuantas:
a) Por primera vez en su vida había trabajado y nada menos que “tirando la maleta” en la juntada de papas;
b) Había perdido la quincena en un rato de timba;
c) Le habían dado una paliza hasta hacerlo disparar;
d) Para remate, en plena disparada se estaba cayendo al oscuro, sin siquiera saber adonde iría a parar y que huesos se estaba por romper!
a) Por primera vez en su vida había trabajado y nada menos que “tirando la maleta” en la juntada de papas;
b) Había perdido la quincena en un rato de timba;
c) Le habían dado una paliza hasta hacerlo disparar;
d) Para remate, en plena disparada se estaba cayendo al oscuro, sin siquiera saber adonde iría a parar y que huesos se estaba por romper!
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