lunes, 22 de agosto de 2016

LINDA MAÑANITA! (Cosas de mi campo)

LINDA MAÑANITA! (Cosas de mi campo)

Todas las mañanas el Rosendo, que estaba de puestero en una estancia del centro de la provincia de Buenos Aires, salía a recorrer los potreros con hacienda. Y tenía la costumbre de encontrarse sobre el alambrado del fondo, con el puestero del campo de al lado que, como corresponde, también salía a recorrer lo suyo. Era una mañana hermosa de primavera. Comenzaba a entibiar el sol, y las cachilas y los pechos colorados la alegraban con sus vuelos cortitos y con sus cantos. Los cardales contra el alambre estaban llenos de abejas. Ya entraba a picar un poco el sol. Aparecían las primeras "babas del diablo" llevadas por la brisa, anunciando que sería un hermoso día, y de vez en cuando el Rosendo se pasaba la mano por la cara para sacarse alguna que se le pegaba al rozarlo. Iba al tranco para el alambrado del fondo y a lo lejos ya se veía al otro paisano que se arrimaba. No tenía apuro porque no había tenido que cuerear ningún animal y volvería a la estancia antes de las campanadas de la cocinera, anunciando la hora de la comida. Estaba todo en orden. Andaba atento al suelo para no pisar algún terito, porque un cazal de teros andaba alborotando. De lejos se escuchaba el rumor de la laguna llena de gallaretas y de gaviotas anidando. Y desde más lejos se escuchaba el ruido del tren que llegaba al pueblo; porque la mañana era muy serena y en el campo en esas mañanas se escucha todo. Deben ser las once, pensó el Rosendo, porque el tren llega a eso de las once al pueblo. Ya estaba cerca del alambrado, calculando que debería ajustar alguna torniqueta, porque en ese potrero había unos toros que se tenían ganas con los toros del vecino, y vuelta a vuelta aflojaban los alambres. Ya había acordado con el patrón pasarlos al primer lote que se desocupara. En eso estaba, arrimándose al lindero, cuando el paisano vecino le gritó:
                                                       
- "Buen día Rosendo! Qué linda mañanita!!!!!"

Y el Rosendo, distraído pensando en el alambre, se sorprendió con el saludo y sin pensarlo, se pasó la mano por los hombros, como alisádolos, y le contestó:

- "HAYYY, ZOILO!! LE GUSTA??? LA TEJÍ YO!!"
 - - - - - - - - - -
https://www.facebook.com/notes/miguel-%C3%A1ngel-gonz%C3%A1lez-v%C3%A1squez/linda-ma%C3%B1anita-cosas-de-mi-campo/690069561019106